Los valores de los “hackers”

hackers El mundo de los hackers


En las últimas semanas, me han hablado y sobretodo he visto en la Red (Yorokubu, Amalio Rey, Virginio Gallardo,…) posts sobre algo llamado “ética Hacker” así que la curiosidad me ha llevado a investigar y he descubierto el libro de Pekka Himanen.


Aunque tengo la sensación de ser claramente el último en llegar a la fiesta (el libro se publicó en el 2001),  creo que la obra aplica bastante bien a la transformación en los valores del trabajo que se están produciendo y encaja con lo que estamos observando en las nuevas generaciones (mi artículo anterior), por lo que no me puedo resistir a hacer mi propio comentario mientras tengo el libro fresco en la cabeza aún a riesgo de no aportar mucho más de lo que ya se ha dicho.

El libro se sitúa en el contexto de la Sociedad Red (Manel Castells, impulsor del concepto, es el mentor de Himanen y firma el epílogo). En este nuevo modelo de sociedad interconectada mediante las tecnologías de la información, las empresas se centran en su principal actividad y subcontratan el resto, trabajando en forma de proyectos mediante alianzas con otras compañías mientras se optimizan y automatizan. En este contexto, el empleado ha de ser más flexible (Flexworkers) hasta el punto de que también trabajaría para un proyecto (el ‘empleador’ en sentido estricto sería el proyecto concreto no la empresa).

En esta nueva sociedad, defiende la obra, los valores frente al trabajo que surgieron en el sector de la informática –el origen de la Sociedad Red- , se están extendiendo al resto de los sectores. Se trata de la ‘ética de los hackers’, en referencia a los rebeldes entusiastas de la informática que  abanderaron sus progresos.

Los principales valores que impregnarían esta manera de ver el trabajo serían:

  •  Pasión: Los hackers trabajan en lo que les gusta, gozan aprendiendo el máximo de su disciplina, sin que esto signifique dedicar menos esfuerzo. La imagen tópica del hacker informático programando toda la noche, alimentado con comida rápida y además disfrutando enormemente con su trabajo sería un buen ejemplo.


  •  Creatividad: Quieren trabajar en “proyectos” creativos orientados a una meta que ellos consideran con sentido. El objetivo es hacer algo que valga la pena, no únicamente intercambiar ‘tiempo por dinero’. Serían los artesanos modernos. Gran parte de su recompensa procede del reconocimiento que le proporcionan sus iguales al valorar sus creaciones.


  •  Libertad: Los hackers no aceptan fácilmente la autoridad, más que la que ellos mismos otorgan a sus semejantes por su aportación a la comunidad. El ocio y el trabajo se funden en un concepto más integrado del tiempo que no entiende de horarios compartimentados.  La información se comparte , poniéndola disposición de todos: El mejor ejemplo es el desarrollo de la WWW, nacida en el laboratorio del CERN, que fue posible gracias a la difusión en abierto de su tecnología. El resultado y su impacto en la sociedad es hoy de sobras conocido.


Himamem llama la atención sobre el origen de estos valores en la ‘academia’ o la comunidad científica donde siguen existiendo en gran medida.   Quizá esto explique que, a pesar de estar generalmente peor pagados que en otras profesiones, haya personas dispuestas a dedicar vidas enteras a la ciencia.

Al señalarle a un amigo la admiración por los ‘becarios’ con una formación extraordinaria dedicados a la investigación con unas condiciones laborales lamentables, me respondió con ironía: “Se trata de la ley de la oferta y la demanda: Hay mucha gente dispuesta a dedicar la vida a hacer algo útil como descubrir una vacuna, por lo que no hay que pagarles mucho. Por el contrario, para conseguir que alguien se dedique a hacer de ejecutivo, sólo te queda pagar mucho dinero…

Esta nueva ética en auge, se opondría a la más imperante en los últimos tiempos asociada a la Industrialización (llamada ‘ética protestante del trabajo’) en la que el trabajo sería un deber que se justifica a sí mismo y que ocuparía el centro de la vida, reservando al fin de semana el tiempo para las verdaderas ‘aficiones’.

Cita el libro a Robinson Crusoe, la obra de Daniel Defoe, en la que Robinson impone a su compañero de naufragio el trabajo absurdo de cavar un hoyo y volverlo a rellenar continuamente….El compañero se llama, nada menos que ‘Viernes’.

No puedo más que pensar en que hay mucha gente viviendo como Viernes, esperando un fin de semana que realmente nunca llega…  Personas desconectadas durante toda la semana que despiertan el Sábado.  Los hackers no entienden esta segmentación del tiempo y quieren que su vida sea un “fin de semana” permanente lleno de actividades que les permitan la autorealización.

Uno de los pocos efectos positivos que está teniendo la crisis económica que nos azota es que algunas personas han podido salir de esta rutina y, al ser obligados a abandonar sus puestos de trabajo y reinvertarse,  han logrado convertir sus viejas ‘aficiones’ en su ocupación, por ejemplo arrancando pequeños negocios de artesanía.

En fin, os recomiendo encarecidamente la lectura del libro a los que no lo hayáis hecho aún.

Para saber más:


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