Spain is different


Resultat d'imatges de foxize futuro del trabajo



continuación, reproduzco el texto de un artículo que escribí para el libro colaborativo impulsado por Foxize, Impact Hub y Malt en que 30 autores dábamos nuestra opinión sobre el futuro del trabajo. En mi caso, me centré en esta ocasión en señalar las diferencias que España presenta en cuanto a las tendencias que se suelen identificar. Te puedes descargar el libro completo en este enlace.



Debido a la magnitud de los cambios que implica, el futuro del trabajo en ocasiones se suele asimilar con un problema tan complejo como el del cambio climático: Distintas ‘tormentas’ como la deslocalización de trabajos a países con mano de obra más barata, la amenaza de la automatización de muchas tareas o, más recientemente, la llegada de las plataformas de trabajo de la denominada “economía colaborativa” están impactando en todo el mundo en la manera en que trabajamos, poniendo en crisis incluso el concepto de lo que entendemos por ‘trabajo’ en sí mismo.

Como en el caso de su equivalente en el clima, aunque tener la visión del impacto de estas tendencias en todo el mundo es importante, también lo es entender el alcance de los efectos a un nivel más local. Una gran tormenta en una parte del globo puede ser una suave brisa en otra. No es lo mismo pensar en el trabajo en un suburbio pobre de la India que en un barrio acomodado de Silicon Valley. 


En el caso de España, estas tendencias vienen a sumarse a una situación particular que nos diferencia de otros países, y en algunos aspectos incluso de los más cercanos de nuestro entorno. 

Para empezar, y cuando se suele hablar mucho más de los jóvenes ‘millenials’, nuestro país presenta una pirámide de población particularmente envejecida. Si se cumplen las previsiones actuales, en la década de 2030 uno de cada cuatro españoles tendrá más de 65 años lo que plantea retos muy específicos para las empresas y para la sociedad en su conjunto, como el cuidado a las personas dependientes o la sostenibilidad del sistema público de pensiones.

Otro de los aspectos diferenciales es la fragilidad del mercado de empleo que presenta nuestra economía: con tasas actuales de más del 16% en desempleo y del 27% en contratos temporales, doblamos las medias europeas en ambos indicadores. Se calcula que hace falta encadenar unos ocho años de contratos temporales antes de que una persona reciba su primer contrato fijo.  Además, España es de los países de la UE que presenta un mayor número de personas en situación de subempleo, es decir que trabajan a tiempo parcial contra su voluntad.

La estructura de nuestra economía con importante peso de la construcción y el turismo, tradicionalmente sectores intensivos en mano de obra de baja cualificación, o el propio tamaño de nuestras empresas (en España un 74% del empleo lo generan PYMES mientras que en el Reino Unido esta cifra cae al 53%) también dificulta la estabilidad del empleo y provoca que ciertas tendencias más avanzadas en gestión de personas se adopten con dificultad y de forma muy desigual.

A medio y largo plazo, la principal arma para transformar esta situación compleja es la educación que en España también necesita mejorar y presenta dos caras muy distintas: Por una parte, un inaceptable nivel abandono escolar temprano cercano al 18% y, en el otro extremo, un porcentaje muy considerable de estudiantes universitarios que se consideran sobrecualificados para el trabajo que desempeñan.

Estos y otros aspectos nos hablan de un mercado laboral muy delicado al que algunas de las nuevas tendencias, si no vienen acompañadas de medidas de apoyo, podrían impactar con especial crudeza, como la automatización de puestos de trabajo de baja cualificación o el despliegue masivo de plataformas de empleo autónomo que, aunque pueden ayudar dinamizar el mercado, también pueden colaborar a incrementar la precariedad.

El reto en los próximos años será por tanto gestionar adecuadamente la adopción de estos cambios en gran parte debidos a la tecnología y por tanto muy rápidos, pero teniendo en cuenta las especiales características de nuestra realidad sin aplicar recetas fáciles o simplemente de moda en lugares muy distintos.

No hay un único futuro posible, lo estamos construyendo día a día con nuestras decisiones individuales y colectivas. Del mismo modo que en el caso del cambio climático, es imperativo que nos pongamos a ello cuanto antes.

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