¿Trabajar desde la nube?
Arthur C.Clarke, el gran escritor de ciencia ficción autor
de obras tan famosas como “2001 :Odisea
en el espacio”se aventuraba a aventurar en este vídeo de 1964 que los nuevos sistemas
de telecomunicaciones globales que por aquel entonces se estaban empezando a
desarrollar harían posible que en el mítico año 2000 la mayoría de los trabajos
se realizaran a distancia. Ponía como ejemplo más futurista que un neurocirujano
de Edimbugo operaría a pacientes en Nueva Zelanda. Decía Clarke, que al llegar
a este punto, el rol tradicional de las ciudades como concentración de la
actividad productiva perdería su sentido y que dejaríamos de desplazarnos para
ir a trabajar, pudiendo hacerlo desde nuestra propia casa.
Clarke acertó en que la tecnología haría posible el trabajo
a distancia incluso en su ejemplo propuesto: en 2001 un paciente en Francia fue
operado de la vesícula mediante un brazo robótico controlado desde Nueva York.
Pero los atascos en las grandes ciudades todas las mañanas
son la dolorosa prueba de que no acertó
tanto en cuanto a una adopción masiva
del tele-trabajo (en USA, se estima que únicamente un 20% aproximadamente trabaja
desde casa a tiempo total o parcial).
Dejando a un lado las posibilidades tecnológicas, desde la Revolución Industrial, la
organización del trabajo continúa centrada en un modelo en que la unidad de
producción es “la empresa” que por tanto es la generadora de “puestos de trabajo”
que ocupan “empleados”. En tanto que concentradoras de recursos y empleados las
empresas se agrupan en centros urbanos densos que siguen creciendo y a los que
tenemos que desplazarnos. La ONU prevé que la población urbana mundial continúe
creciendo del actual 52% al 67% previsto para
el año 2050 lo que acarreará retos importantes de sostenibilidad.
Por tanto, creo que el reto real para que algún día el sueño
de Clarke sea realidad pasa por la evolución
del modelo productivo y cómo se organiza el trabajo.
En un conocido estudio sobre el futuro del trabajo de PWC
publicado en 2007, se apuntaban tres grandes posibilidades (mundos) de
evolución del sistema:
- El mundo verde’ donde las corporaciones siguen
teniendo peso, pero con mucha más responsabilidad social que la actual.
- El mundo ‘naranja’ donde la fragmentación se
imponía y las grandes corporaciones daban paso a las redes y la presencia local
(“Small is beautiful!”). En este escenario, las personas se especializan, trabajan por proyectos
(freelances) , gestionan su propio desarrollo y además lo hacen desde cualquier
lugar conectado a Internet.
Yo diría que, aunque estamos viviendo la carrera de los tres
modelos y faltará ver si alguno logra imponerse a los otros, el ‘mundo naranja’ ha encontrado su terreno
ideal en los sectores más relacionados con el conocimiento, gracias a que
la tecnología está haciendo posible tanto el trabajo a distancia como que las
‘unidades de producción’ pasen a ser empresas más pequeñas funcionando en red,
personas individuales de manera autónoma o sus combinaciones.
Como dirían los
tecnólogos, se empieza a imponer el
modelo de ‘Talent as a Service’ de la misma manera que el uso de
aplicaciones informáticas en la nube en vez de en propiedad (Software as a
Service) se ha hecho más popular.
Impacto global
Uno de los impactos del trabajo a distancia es lógicamente
que la ubicación geográfica ya no es importante y que se puede ‘producir’ desde
cualquier parte del planeta. Esto está haciendo su aparición precisamente en un
mundo desequilibrado donde una gran parte de la población ha vivido hasta ahora
aislada de la ‘riqueza’ de la otra parte.
El traslado de la producción física de bienes
(deslocalización) a estos países les ha permitido empezar a jugar en la
economía global, pero manteniendo el control en el ‘primer mundo’. Este escenario, cambia radicalmente si la
‘unidad de producción’ son las personas y estas tienen acceso a Internet.
(China es ya el primer país del mundo en usuarios absolutos de Internet por
delante de USA, India el tercero y Brasil el quinto a pesar de presentar aún índices de penetración muy por debajo de los
países ‘ricos’).
La fórmula de unir los
países con los salarios más bajos con el mayor acceso a Internet es imparable
en este nuevo esquema.
Los nuevos mercados de trabajo
Pero como llegan estos millones de nuevos usuarios de
Internet a recibir los ‘encargos’ por su trabajo desde la otra parte del mundo si
además no hay una empresa por en medio?
Pues como en muchos otros casos en Internet, la red está eliminando intermediarios
permitiendo poner en contacto directamente al que tiene la necesidad con el que
es capaz de cubrirla y han aparecido los ‘work-marketplace’ que están en plena
explosión con unas cifras espectaculares. Para citar algunos casos:
- Odesk.com
es una compañía fundada en 2003 que actualmente
tiene registrados 2,5 millones de personas que ofrecen sus servicios de todo
tipo (desde programación a traducciones). El ‘contratador’ únicamente ha de
escoger entre las personas individuales o configurar un equipo remoto que
trabajará en su proyecto. Al final del trabajo, puede valorarlo aumentando la
reputación del trabajador en la plataforma, lo que le permite también ir
aumentando su tarifa (de la misma manera que valoramos un libro en Amazon). Por
cierto, es un éxito incontestable como empresa: 26 Millones de dólares en
ingresos en 2011 con apenas 70 empleados.
-Elance.com: 140.000 clientes activos que contratan trabajos a 1,4 Millones de
usuarios registrados en 158 países, generando un movimiento de 500 millones de
dólares.
-Amazon Mechanical Turk: Una versión para trabajos de poco valor añadido que envía
miles de micro-tareas (duración desde segundos a pocos días) llamadas ‘HITs’
(Human Intelligence Tasks) a unos 500.000 trabajadores en 190 países.
-Nubelo.com:
En este caso, he tenido la suerte de conocer al entusiasta director general de
esta iniciativa con sede en Barcelona, Francesc Font, un joven emprendedor que
conceptualiza sus pensamientos respecto a esto en su libro ‘La empresa híbrida’
que se puede descargar gratuitamente en su portal.
En su caso, han apostado por lo que
denominan el ‘silo cultural hispano’, la comunidad hispano-hablante que
comparte además del idioma, un estilo de hacer similar que facilita mucho el
trabajo a distancia.
En el apenas un año que lleva funcionando ya han
conseguido generar una comunidad de 25.000 freelance de todo tipo (Diseñadores,
Traductores, Servicios de Internet, Programadores, Abogados,…) que lo usan para
recibir encargos de unas 7.000 empresas, por un valor aproximado de 1,8
millones de euros.
A estos portales de intermediación laboral, habría que
añadir los ya existentes de intercambio de los productos físicos muchas veces
también realizados por freelance desde cualquier parte como es el caso de
‘Etsy’ que está permitiendo poner en el mercado global cosas ‘hechas a mano’ en
cualquier parte del mundo generando un mercado de 100 millones de dólares mensuales.
Impactos en el desarrollo de las personas
En este modelo emergente, las personas son responsables de su carrera profesional y de
conseguir que su oferta de valor destaque en los nuevos mercados digitales. Es
previsible que la especialización, la marca personal y las competencias
asociadas a la emprendeduría van a ganar en relevancia.
En cuanto al ‘liderazgo’,
al desaparecer las estructuras jerárquicas formales (el liderazgo impuesto), es
probable que deba construirse entorno a la dinamización de comunidades y a ser
un referente respetado en ellas por el conocimiento y aportaciones (el
liderazgo otorgado).
Las áreas de RH
de las empresas que aun manteniendo plantilla propia quieran acceder a este
cada vez mayor talento remoto deberán pasar a ser dinamizadoras de estas
comunidades de profesionales y estructurar una oferta de valor que facilite que
estos quieran trabajar preferentemente con ellas.
Por último, físicamente las
oficinas deberán irse transformando de ‘lugares de trabajo’ a ‘lugares de
encuentro’, donde se producirá el contacto humano y casual que hace surgir la
innovación. En esta línea están apareciendo en las ciudades lugares de
‘co-working’ que dan respuesta a esto. Un buen ejemplo es la red de Hubs con centros en todo
el mundo (en España, tras el de Madrid, se está creando uno en Barcelona).
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