La Agilidad llega al “mainstream”


El número del mes de Mayo de la prestigiosa revista Harvard Business Review, marca un hito que fácilmente puede pasar desapercibido.

Se trata de la publicación en este ejemplar del articulo “Embracing Agile”, que aporta algunas consideraciones sobre cómo aplicar unas metodologías (los ‘métodos ágiles’) que son ya de uso habitual en el sector IT y se están expandiendo cada vez más a otras industrias.

¿Y por qué esto es importante?



El concepto de ‘agilidad’ en el mundo del management se refiere a la capacidad de las organizaciones de responder rápidamente a los cambios del mercado, es decir, de ser flexibles y de generar  innovaciones a un ritmo suficientemente rápido.

Como sabemos, hoy en día esta es una característica imprescindible para sobrevivir en un entorno cada vez más complejo, donde las ventajas competitivas duran muy poco.

La frase de Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial lo deja cristalino: "En el nuevo mundo, no es el pez grande el que se come el pequeño, es el pez rápido el que se come al lento".

Probablemente debido a que el sector tecnológico lleva mucho tiempo sometido a este ritmo, se ha visto obligado desde hace ya tiempo a desarrollar unos métodos de trabajo que le permitan producir cada vez más rápido el software que demandan unos usuarios más exigentes sobre una tecnología que evoluciona a toda velocidad.

Así, desde un primer ‘paper’ en 1970 de W.Royce  hasta la aparición de la metodología Scrum en 1995 la industria IT ha ido adaptando la manera de construir software dejando atrás los métodos clásicos - con fases sucesivas parecidas a las existentes en las cadenas de montaje- y evolucionando hacia una forma de hacer mucho más flexible y que permite mayor velocidad de adaptación a las necesidades cambiantes de los clientes (es decir, la ‘agilidad’) .

En 2001 esta búsqueda de una nueva manera de hacer desembocó en que un pequeño grupo de 17 entusiastas en una reunión en Snowbird (Utah, USA) consensuaron el ‘Manifiesto para el desarrollo ágil de Software’, que rápidamente se convirtió en un movimiento mundial entre la comunidad de desarrolladores de software.

El uso de la palabra ‘manifiesto’ indica que estamos ante algo más que una herramienta técnica: se trata de una filosofía, una manera de entender las relaciones con los clientes y con los equipos de trabajo.

El manifiesto describe sus valores en forma de cuatro grandes lemas que priorizan una manera de trabajar sobre otras y que se concretan con más detalle en doce ‘principios’.

Esta es la filosofía que está empezando a fluir hacia otros sectores y que comparte muchos de sus valores y métodos con una búsqueda similar en la industria cuyos orígenes se remontan a W.E.Deming, el sistema de fabricación en Toyota y que desembocaron en el “Lean Manufacturing”.

Los cuatro componentes del Manifiesto – ligeramente adaptados para que tengan sentido fuera del mundo IT- son:

“Responder al cambio antes que seguir un plan”

La metodología ágil asume que los planes a largo plazo son frecuentemente inútiles en el volátil mundo actual y por tanto abraza el cambio constante que usan en positivo para refinar el producto a la necesidad del cliente.

“Individuos e interacciones por delante de los procesos y las herramientas”

Es decir, las personas primero. Defiende una manera de trabajar fuertemente colaborativa y auto-organizada en pequeños equipos que tienen poder real de decisión.

Se deja muy claro en uno de los principios: “Los proyectos se desarrollan en torno a individuos 
motivados. Hay que darles el entorno y el apoyo que 
necesitan, y confiarles la ejecución del trabajo.”

Defiende un modelo de liderazgo 'servidor' en que lo importante es crear el entorno y proporcionar los recursos para que los equipos funcionen por sí mismos.


“Prototipos funcionando antes que diseño excesivo”

Se refiere a producir rápidamente prototipos funcionales del producto que permitan recibir el feedback del cliente cuanto antes en vez de esperar a tenerlo 'perfecto'.

Esta filosofía es la que hace tengamos disponible una actualización de las aplicaciones que nos descargamos en el Smartphone cada par de semanas.

“Colaboración con el cliente antes que contratos”

La filosofía ‘ágil’ sitúa al cliente en el centro del propio proceso de desarrollo del producto, aspecto imprescindible para recibir su feedback a tiempo de influir en el diseño final. Este participa frecuentemente en reuniones con el equipo mediante técnicas colaborativas.

Como dice el manifiesto “Nuestra mayor prioridad es satisfacer al cliente
 mediante la entrega temprana y contínua de software 
con valor”.

Este punto es precisamente el que algunos líderes del mundo ágil, como Steve Denning consideran que pasa demasiado desapercibido enterrado como un tecnicismo en la metodología, cuando en realidad esconde una filosofía radicalmente opuesta a la prioridad actual de satisfacer a los accionistas que impera en la mayoría de las organizaciones (lo que Jack Welch consideraba “la idea más tonta del mundo”).

Denning considera que esta es la verdadera ‘revolución copernicana’ que implica la filosofía ágil y que debe ser asumida e interiorizada al máximo nivel de la organización para ser considerada verdaderamente ‘ágil’.





Matices a parte, y aún teniendo presente que -como dice el propio artículo- estos métodos funcionan mejor en algunos entornos que en otros,  la llegada por fin de esta filosofía a la publicación bandera de los negocios ayudará a difundir una manera de entender las organizaciones muy necesaria en el mundo actual.

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